Qué gran mérito nos merece la adopción de posiciones concretas en el mundo de la ciencia, por parte de colegas que con fundamento marcan la pauta y el ejemplo para todas las organizaciones del mismo tipo (Colegios de Psicólogos). Esta es una posición concreta del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Fe.
Cabe preguntarse, entonces, qué pasa con el resto de agremiaciones en el continente?
Los
escándalos del DSM
La última bomba acaba de estallar días antes
de que se lance al mercado el nuevo manual diagnóstico DSM V de la Asociación
Americana de Psiquiatría, cuya elaboración estuvo plagada de polémicas.
El National Institute of
Mental Heath de EE.UU. abandona la clasificación DSM. El NIMH (Instituto
Nacional de Salud Mental) la agencia de investigación biomédica dependiente del
gobierno de EE.UU. y considerada la mayor proveedora de fondos de investigación
en Salud Mental de todo el mundo ha anunciado que dejará de hacer uso de la
clasificación del MANUAL DIAGNOSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES
por considerarlo carente de validez científica. No se sometió a control
externo, introduce el cambio de la concepción categorial a la dimensional, lo
que hace que no haya fronteras definidas entre lo normal y lo patológico,
reduciendo además el número de indicadores para la evaluación. Esto aumenta el
riesgo de sobrediagnosis patologizando la vida.
El manual sigue ampliando
la lista de trastornos hechos a la medida de la industria farmacéutica. Ya en
1980 se habían añadido 112 nuevos trastornos mentales a la 3º edición del DSM,
en la 3º edición revisada (1987) y en la cuarta (1994) aparecieron otros 58
trastornos más.
El “trastorno de ansiedad
social”, llamada primero “fobia social”, fue uno de los siete nuevos trastornos
de ansiedad creados en 1980. Para la década de 1990 los expertos lo llamaban
“el trastorno del decenio” e insistieron que hasta uno de cada cinco
estadounidenses lo padecía.
Isaac Marks (renombrado
experto en miedos y pánicos, radicado en Londres, fue quien en el decenio de
1960 reconoció la ansiedad social) opuso gran resistencia a su inclusión en el
DSM III como categoría particular de enfermedad por la lista de comportamientos
comunes asociados con ese desasosiego. En 1987 se le añade la aversión a hablar
en público lo que lo hace aún más elástico para incluir prácticamente a todo el
mundo.
Para 2008 en EE.UU. casi
la mitad de los habitantes se reputan clínicamente enfermos de algún cuadro
mental y casi la cuarta parte de la población 67,5 millones ha tomado
antidepresivos. Se prescribían ya entonces 200 millones de recetas anuales para
tratar la depresión y la ansiedad.
Los diagnósticos
correspondientes al trastorno bipolar aumentaron en 4.000% y la sobremedicación
es imposible sin sobrediagnóstico.
Uno de los responsables
de la llegada del trastorno bipolar a EE.UU. es el psiquiatra Joseph Biederman,
que lleva años haciendo estudios y conferencias sobre el tema y que recibió 1,6
millones de dólares entre el año 2000 y el 2007, procedentes de las
farmacéuticas que fabricaron los medicamentos para dicho trastorno, al parecer
para dedicarlos a seguir investigando la enfermedad.
Hasta los años noventa
era una afección desconocida en los niños. Ahora ya es uno de los diagnósticos
más frecuentes en psiquiatría infantil, las visitas se han multiplicado por 40
en menos de 10 años, siendo muchos de los “enfermos” niños de dos y tres años.
La escandalosa relación
de la “creación” de estas nuevas enfermedades con el negocio de la psiquiatría
fue revelada por el estudio realizado por la psicóloga estadounidense Lisa
Cosgrove que reveló que de los 170 miembros del grupo de trabajo del DSM, es
decir los que hacen el manual de psiquiatría de referencia mundial, 95 (el 56%)
tenía una o más relaciones financieras con las empresas de la industria
farmacéutica.
Es alarmante cómo han
logrado psicopatologizar a la infancia, en el último DSM se incluyen hasta “Las
rabietas” si son más de tres a la semana durante un año. El gobierno
estadounidense dice en base a estos parámetros que uno de cada cinco niños
tiene un trastorno de la salud mental manejando el siguiente cuadro:
TDAH – 7 % de los niños han sido diagnosticados. (Trastorno de déficit de
atención con o sin hiperactividad)
TRASTORNOS DE CONDUCTA – 3,5 % niños
TRASTORNOS DE ANSIEDAD – 3% niños
DEPRESIÓN – 2% niños
AUTISMO – 1% niños
SINDROME DE TOURETTE – 2 de c/ 1000 niños
El TDAH es diagnosticado
a través de cuestionarios plagados de términos que dependen del criterio de
quien lo llena como poco, demasiado, a menudo estas preguntas son contestadas
habitualmente por los padres o maestros.
León Eisenberg, el
psiquiatra que “descubrió” el TDAH, dijo siete meses antes de morir que el TDAH
es un ejemplo de enfermedad ficticia. El logro de Eisenberg y sus colaboradores
fue conseguir que la gente creyera que el TDAH tiene causas genéticas, que es
una enfermedad con la que se nace.
Él mismo dijo junto con
que era una enfermedad inventada, que la idea de que un niño tenga TDAH desde
el nacimiento estaba sobrevalorada, añadiendo que lo que debería hacer un
psiquiatra infantil es tratar de determinar las razones psicosociales que
puedan producir problemas de conducta. Añadió que esto lleva un tiempo, un
trabajo, y que prescribir una pastilla es mucho más rápido.
En 1993 se vendieron en
las farmacias alemanas 34 kg de metilfenidato (medicación que se usa para el
TDAH). En el año 2011 1760 Kg.
A los padres les alivia la culpa el pensar que sus hijos nacieron así y que
tienen la solución al alcance de la mano.
Estas concepciones
también son las que permitieron que se aprobara en Santa Fe recientemente una
ley de autismo, manejando el diputado Lagos, a quien se debe el proyecto,
cifras que hablan de 32.000 niños con autismo en la provincia!!
El T.G.D. o espectro
autista (como figura en el DSM V que amplía aún más su cobertura) se
diagnostica como el TDAH con cuestionarios (en este caso el CHAT) que habitualmente
responden los padres según lo que les parece poco, demasiado, habitualmente. Es
decir en ambos casos no son los expertos los que diagnostican.
En este caso es un
instrumento que sólo es de utilidad para evaluar situaciones poblacionales a
grosso modo, ya que además no permite hacer ningún diagnóstico diferencial
respecto a una situación circunstancial que hace que un niño se aísle a una
problemática más grave y permanente. En cambio se está usando para determinar
ya en un niño de 18 meses que tiene una enfermedad incurable, que sólo puede
ser tratada sintomáticamente lo cual marcará seriamente su vida de ahí en más.
Es por todo esto que
consideramos imprescindible pronunciarnos en contra del uso del DSM como
posición ética a ser asumida por todas las instituciones que tienen a su cargo
las decisiones políticas respecto a la Salud Mental de la población.
Ps. Mónica Niel- Presidenta
Ps.
Jorge Portaneri Vicepresidente Consejo Provincial
Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Fe
Medinet, julio de 2013