lunes, 22 de julio de 2013

Los escándalos del DSM


Qué gran mérito nos merece la adopción de posiciones concretas en el mundo de la ciencia, por parte de colegas que con fundamento marcan la pauta y el ejemplo para todas las organizaciones del mismo tipo (Colegios de Psicólogos). Esta es una posición concreta del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Fe.

Cabe preguntarse, entonces, qué pasa con el resto de agremiaciones en el continente?


Los escándalos del DSM
La última bomba acaba de estallar días antes de que se lance al mercado el nuevo manual diagnóstico DSM V de la Asociación Americana de Psiquiatría, cuya elaboración estuvo plagada de polémicas.

El National Institute of Mental Heath de EE.UU. abandona la clasificación DSM. El NIMH (Instituto Nacional de Salud Mental) la agencia de investigación biomédica dependiente del gobierno de EE.UU. y considerada la mayor proveedora de fondos de investigación en Salud Mental de todo el mundo ha anunciado que dejará de hacer uso de la clasificación del MANUAL DIAGNOSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES por considerarlo carente de validez científica. No se sometió a control externo, introduce el cambio de la concepción categorial a la dimensional, lo que hace que no haya fronteras definidas entre lo normal y lo patológico, reduciendo además el número de indicadores para la evaluación. Esto aumenta el riesgo de sobrediagnosis patologizando la vida.

El manual sigue ampliando la lista de trastornos hechos a la medida de la industria farmacéutica. Ya en 1980 se habían añadido 112 nuevos trastornos mentales a la 3º edición del DSM, en la 3º edición revisada (1987) y en la cuarta (1994) aparecieron otros 58 trastornos más.

El “trastorno de ansiedad social”, llamada primero “fobia social”, fue uno de los siete nuevos trastornos de ansiedad creados en 1980. Para la década de 1990 los expertos lo llamaban “el trastorno del decenio” e insistieron que hasta uno de cada cinco estadounidenses lo padecía.
Isaac Marks (renombrado experto en miedos y pánicos, radicado en Londres, fue quien en el decenio de 1960 reconoció la ansiedad social) opuso gran resistencia a su inclusión en el DSM III como categoría particular de enfermedad por la lista de comportamientos comunes asociados con ese desasosiego. En 1987 se le añade la aversión a hablar en público lo que lo hace aún más elástico para incluir prácticamente a todo el mundo.

Para 2008 en EE.UU. casi la mitad de los habitantes se reputan clínicamente enfermos de algún cuadro mental y casi la cuarta parte de la población 67,5 millones ha tomado antidepresivos. Se prescribían ya entonces 200 millones de recetas anuales para tratar la depresión y la ansiedad.

Los diagnósticos correspondientes al trastorno bipolar aumentaron en 4.000% y la sobremedicación es imposible sin sobrediagnóstico.

Uno de los responsables de la llegada del trastorno bipolar a EE.UU. es el psiquiatra Joseph Biederman, que lleva años haciendo estudios y conferencias sobre el tema y que recibió 1,6 millones de dólares entre el año 2000 y el 2007, procedentes de las farmacéuticas que fabricaron los medicamentos para dicho trastorno, al parecer para dedicarlos a seguir investigando la enfermedad.

Hasta los años noventa era una afección desconocida en los niños. Ahora ya es uno de los diagnósticos más frecuentes en psiquiatría infantil, las visitas se han multiplicado por 40 en menos de 10 años, siendo muchos de los “enfermos” niños de dos y tres años.

La escandalosa relación de la “creación” de estas nuevas enfermedades con el negocio de la psiquiatría fue revelada por el estudio realizado por la psicóloga estadounidense Lisa Cosgrove que reveló que de los 170 miembros del grupo de trabajo del DSM, es decir los que hacen el manual de psiquiatría de referencia mundial, 95 (el 56%) tenía una o más relaciones financieras con las empresas de la industria farmacéutica.

Es alarmante cómo han logrado psicopatologizar a la infancia, en el último DSM se incluyen hasta “Las rabietas” si son más de tres a la semana durante un año. El gobierno estadounidense dice en base a estos parámetros que uno de cada cinco niños tiene un trastorno de la salud mental manejando el siguiente cuadro:
TDAH – 7 % de los niños han sido diagnosticados. (Trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad)
TRASTORNOS DE CONDUCTA – 3,5 % niños
TRASTORNOS DE ANSIEDAD – 3% niños
DEPRESIÓN – 2% niños
AUTISMO – 1% niños
SINDROME DE TOURETTE – 2 de c/ 1000 niños


El TDAH es diagnosticado a través de cuestionarios plagados de términos que dependen del criterio de quien lo llena como poco, demasiado, a menudo estas preguntas son contestadas habitualmente por los padres o maestros.

León Eisenberg, el psiquiatra que “descubrió” el TDAH, dijo siete meses antes de morir que el TDAH es un ejemplo de enfermedad ficticia. El logro de Eisenberg y sus colaboradores fue conseguir que la gente creyera que el TDAH tiene causas genéticas, que es una enfermedad con la que se nace.

Él mismo dijo junto con que era una enfermedad inventada, que la idea de que un niño tenga TDAH desde el nacimiento estaba sobrevalorada, añadiendo que lo que debería hacer un psiquiatra infantil es tratar de determinar las razones psicosociales que puedan producir problemas de conducta. Añadió que esto lleva un tiempo, un trabajo, y que prescribir una pastilla es mucho más rápido.

En 1993 se vendieron en las farmacias alemanas 34 kg de metilfenidato (medicación que se usa para el TDAH). En el año 2011 1760 Kg.

A los padres les alivia la culpa el pensar que sus hijos nacieron así y que tienen la solución al alcance de la mano.


Estas concepciones también son las que permitieron que se aprobara en Santa Fe recientemente una ley de autismo, manejando el diputado Lagos, a quien se debe el proyecto, cifras que hablan de 32.000 niños con autismo en la provincia!!

El T.G.D. o espectro autista (como figura en el DSM V que amplía aún más su cobertura) se diagnostica como el TDAH con cuestionarios (en este caso el CHAT) que habitualmente responden los padres según lo que les parece poco, demasiado, habitualmente. Es decir en ambos casos no son los expertos los que diagnostican.

En este caso es un instrumento que sólo es de utilidad para evaluar situaciones poblacionales a grosso modo, ya que además no permite hacer ningún diagnóstico diferencial respecto a una situación circunstancial que hace que un niño se aísle a una problemática más grave y permanente. En cambio se está usando para determinar ya en un niño de 18 meses que tiene una enfermedad incurable, que sólo puede ser tratada sintomáticamente lo cual marcará seriamente su vida de ahí en más.

Es por todo esto que consideramos imprescindible pronunciarnos en contra del uso del DSM como posición ética a ser asumida por todas las instituciones que tienen a su cargo las decisiones políticas respecto a la Salud Mental de la población.

Ps. Mónica Niel- Presidenta
Ps. Jorge Portaneri Vicepresidente          
Consejo Provincial
Colegio de Psicólogos de la Provincia de Santa Fe


Fuente:                               Stella Maris Orzuza stella.m.orzuza@gmail.com

Medinet, julio de 2013

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