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Geoffrey M. Reed (director de la
      Clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento de la
      Clasificación Internacional de Enfermedades, CIE-11, OMS) visitará España
      durante los próximos días 26, 27 y 28 de abril con motivo de la
      celebración del V Congreso Internacional de Psicología Clínica organizado por la
      Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC). Aprovechando esta
      ocasión, Gualberto Buela-Casal, como presidente del
      Comité Organizador del Congreso y presidente de la AEPC, le ha realizado
      la entrevista que reproducimos a continuación. | 
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ENTREVISTA 
Su conferencia en el V Congreso Internacional de
    Psicología Clínica tratará sobre "la situación actual de la
    Clasificación de los Trastornos Mentales y del Comportamiento en la futura
    CIE-11", sin duda un tema de máxima actualidad y en el que me
    gustaría que nos centráramos en esta entrevista. Usted es psicólogo clínico
    y se formó en la Universidad de California (UCLA) y en la Universidad de
    Washington, y actualmente trabaja en Ginebra en la OMS, siendo el máximo
    responsable de la Clasificación de los Trastornos Mentales y del
    Comportamiento en la CIE-11. Esto sin duda es un reconocimiento para la
    psicología, pero ¿podría explicarnos cual fue el criterio para elegir a un
    psicólogo para esta importante función que clásicamente ha estado en manos
    de la psiquiatría? 
Empecé trabajando
    con la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los sistemas de
    clasificación internacional hace más de una década, cuando era Subdirector
    Ejecutivo para el Desarrollo Profesional en la Asociación Americana de
    Psicología (APA). Por esa época, existía cierta controversia acerca de si
    la psicología debería desarrollar su propio sistema de clasificación en vez
    de seguir siendo dominada por el DSM y, por extensión, por la psiquiatría.
    Me pidieron que explorara esta situación, y concluí que un sistema
    independiente de diagnóstico desarrollado por la psicología estadounidense
    se encontraría con muchos obstáculos y sería objeto de las mismas críticas
    que el DSM. Mi veredicto fue que sería mejor para nosotros aunar nuestras
    fuerzas con la OMS. Por aquel entonces, la OMS estaba trabajando sobre lo
    que se convertiría en la Clasificación Internacional del Funcionamiento,
    Discapacidad y de la Salud (CIF), y volqué todos mis esfuerzos en ese
    proyecto. Esto se debió a que muchas de las intervenciones por parte de los
    psicólogos pueden ser consideradas como un intento de mejora de la
    situación funcional de la persona que recibe los servicios,
    independientemente del diagnóstico que se asigne a esa persona. A través de
    mi trabajo en la CIF, desarrollé competencias en los sistemas de
    clasificación de la salud, y obtuve mucha experiencia gracias a la
    colaboración con la OMS, junto a sus muchos socios y sus representantes. De
    este modo, resultaba lógico que me tuvieran en cuenta para trabajar en la
    CIE-11 cuando la OMS comenzó ese proceso. El Departamento de Salud Mental y
    Abuso de Sustancias de la OMS ya había mostrado su compromiso para que la
    revisión de los trastornos mentales y conductuales de la CIE contara con una
    perspectiva multidisciplinar, así que no tenía sentido que no consideraran
    un psicólogo para el puesto. También fue muy importante el hecho de que yo
    tenía—y sigo teniendo—el apoyo de la Unión Internacional de la Ciencia
    Psicológica. 
 
Recientemente en otra entrevista que realicé a la
    Dra. Suzanne Bennett Johnson actual Presidenta de la American Psychological
    Association, me comentaba que a partir de ahora la APA recomendará el uso
    de la CIE-11 en lugar del DSM-V, pero esto sin duda tendrá una mayor o menor
    aceptación en función de la frecuencia de uso de estos sistemas
    diagnósticos en los distintos países. ¿Cuál es la situación en la Unión
    Europea sobre el uso de la CIE y del DSM? ¿a qué atribuye la costumbre de
    un mayor uso de uno u otro? 
Justo el pasado año
    publicamos los resultados de una gran encuesta que realizamos en
    colaboración con la Asociación Mundial de Psiquiatría (AMP). Ésta fue la
    mayor encuesta realizada hasta la fecha entre psiquiatras sobre la
    clasificación diagnóstica. (Ver Reed, Correia, Esparza,
    et al. (2011). The WPA-WHO global survey of psychiatrists’ uses and
    attitudes towards mental disorders classification. World Psychiatry, 10, 118-131.). Participaron
    aproximadamente 5.000 psiquiatras de 44 países de todas las regiones del
    mundo. A nivel global, un 70% de los psiquiatras que participaron afirmaron
    que la CIE-10 era el sistema diagnóstico que más usaban, y únicamente el
    23% declararon usar más el DSM-IV. En Europa, estos datos eran incluso más
    acusados: más del 80% de unos 2.700 psiquiatras europeos que participaron
    en la encuesta usaban más la CIE-10, y sólo el 13% usaba más frecuentemente
    el DSM-IV. Hemos realizado una encuesta similar con psicólogos y estamos
    analizando los datos ahora, por lo que podré presentar estos resultados en
    el Congreso el mes que viene. Ciñéndonos a Europa, la clasificación de
    trastornos mentales y conductuales en la CIE ha sido tradicionalmente
    liderada por europeos. Actualmente, contamos con 14 grupos de trabajo
    internacionales que están colaborando con nosotros en el desarrollo de la
    clasificación de trastornos mentales y conductuales en la CIE-11, y la
    mitad de ellos están presididos por europeos, incluidos psicólogos. Los
    Estados Miembros de la OMS, que incluyen todos los países de la Unión
    Europea, están obligados por tratado internacional a usar la CIE como marco
    para la obtención y difusión de información relacionada con la salud. El
    DSM, de hecho, usa los códigos de diagnóstico de la CIE para cumplir con
    este requisito, pero los Estados Unidos todavía usan la CIE-9 (aunque la
    CIE-10 ya fue aprobado por la Asamblea Mundial de la Salud hace más de 20
    años). No existe ningún motivo para esperar que los países europeos adopten
    un sistema que es un producto comercial, realizado por una única asociación
    profesional americana, en lugar de un sistema de clasificación
    internacional de la OMS. Esperamos que en los países europeos, la CIE siga
    siendo el sistema estándar, y que esos países sean usuarios destacados de
    la CIE-11 en cuanto éste se publique. 
 
En España, como seguramente conoce, el uso del DSM
    es casi exclusivo en los programas de formación de psicólogos (en grado,
    postgrado y especialidad) e igualmente en la práctica profesional, ¿qué
    razones podría argumentar para aconsejar el uso de la CIE-11 en lugar del
    DSM-V? 
Creo que esto
    podría estar reflejando en parte un fenómeno en desarrollo dentro de la
    psicología, y más ampliamente dentro de la ciencia: la psicología ha estado
    tradicionalmente dominada por la psiquiatría aceptando, e incluso
    contribuyendo a que se mantenga esta situación. A medida que los
    estándares de formación de la psicología fueron mejorado en todo el mundo y
    la ciencia psicológica florecía, los psicólogos se cuestionan cada vez más
    si los productos y procesos diseñados para psiquiatras cubren sus
    necesidades. De forma similar, la comunidad internacional cada vez está
    menos dispuesta a aceptar que la academia norteamericana sea mejor, o que
    sus productos científicos sean superiores de forma automática, así como el
    hecho de que las conceptualizaciones norteamericanas compartan sus
    necesidades. Del mismo modo, los Estados Miembros de la OMS quieren
    asegurar que sus propias prioridades para sus sistemas de salud y sus
    particularidades culturales y lingüísticas sean reflejadas en el sistema de
    clasificación, en el que se basa en parte la definición de sus
    responsabilidades de brindar servicios sanitarios a sus pueblos. La
    naturaleza y valores de los sistemas de salud en Europa son muy diferentes
    de los estadounidenses, y no está claro que un producto basado en conceptos
    norteamericanos sea el más adecuado. Por este motivo, la OMS está inmersa
    en un proceso global y multidisciplinar para el desarrollo de la CIE-11. 
Así, también la
    OMS trabajará para mejorar los resultados en relación al desarrollo de
    proyectos relacionados con la CIE, como las Guías de Práctica Clínica para
    los Trastornos Mentales y Conductuales, que estará disponible y será
    asequible en español y otros idiomas. España y Latinoamérica están bien
    representadas en todas las fases de nuestro trabajo para la revisión de la
    CIE, y todas nuestras actividades de revisión están siendo desarrolladas en
    español e inglés simultáneamente. También llevaremos a cabo actividades en
    tantos otros idiomas como nos sea posible, pero al menos tenemos un
    compromiso con estos dos. Como parte de esta aproximación, hemos completado
    un análisis detallado de los sistemas de clasificación en español para los
    trastornos mentales, que fue publicado el año pasado en la Revista
    Panamericana de Salud Pública (Rivas, Reed, First, et al. (2011).
    Aportaciones de dos clasificaciones psiquiátricas latinoamericanas para el
    desarrollo de la CIE-11. Revista Panamericana de Salud Pública, 29,
    130-137). También hemos colaborado en un suplemento de la Revista
    Brasileira de Psiquiatría sobre la contribución Latinoamericana a
    la revisión de la CIE-10. 
 
Todos los campos de estudio de la CIE-11 serán
    desarrollados en español. Los psicólogos españoles pueden participar
    directamente en el desarrollo de la CIE-11 si se registran para participar
    en nuestra Red Global de la Práctica Clínica. 
     
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Actualmente en España tenemos más de cincuenta
      mil estudiantes de psicología y más de cincuenta mil profesionales, en su
      mayoría, tanto los estudiantes como los profesionales, tienen una
      formación fundamentalmente cognitivo conductual, ¿cree que esto puede
      favorecer el uso de la futura CIE-11 o por el contrario puede ser un
      obstáculo?, y por cierto, ¿tienen previsto algún programa de formación
      para el manejo del CIE-11? |  
La CIE está
    pensada para ser neutral en relación al tipo de aproximación en el
    tratamiento. Nosotros estamos considerando y teniendo especial cuidado con
    que tenga utilidad clínica para un amplio rango de profesionales de la
    salud. Sólo una ínfima proporción de personas con un trastorno mental en
    todo el mundo, llegará a acudir a un psiquiatra. Queremos asegurarnos
    también de que la CIE apoye los tratamientos no farmacológicos. Ésta es un
    área donde creo que influye el que yo sea psicólogo, en tanto que no pienso
    en el tratamiento en términos de fármacos automáticamente. Una de las
    razones más importantes por las que hemos realizado estas encuestas masivas
    de las que hablé anteriormente es que queremos prestar atención a las
    necesidades que nos comunican los clínicos de primera línea. Lo que ellos
    están transmitiendo es que quieren un sistema más simple con menos
    categorías, y lo suficientemente flexible para permitir el juicio clínico y
    la variación cultural, en lugar de un sistema que se base en formulas complejas
    compuestas por muchos criterios de precisión fingida. 
 
A pesar de su frecuente uso, el DSM recibe la
    crítica de su elevado e injustificado coste, ¿cree que en las ediciones del
    DSM-V y de la CIE-11 los costes serán otro elemento diferencial? 
Definitivamente.
    La CIE está pensado para ser un bien público, y la OMS trabajará por que la
    CIE-11 tenga una disponibilidad lo más alta posible, incluyendo su acceso
    gratuito en Internet. Los productos en formato libro de la CIE-11 para los
    trastornos mentales y del comportamiento estarán disponibles a bajo coste,
    y tendrán un importante descuento en países con ingresos bajos y medios.
    Esto es algo que no se hizo bien con la CIE-10, concretamente en relación a
    las versiones traducidas relacionadas con los trastornos mentales y del
    comportamiento, pero la OMS tiene el compromiso de garantizar una mejor
    gestión con la CIE-11. 
 
Si consideramos que la psicología es una ciencia
    de la salud, algo mucho más amplio que la salud mental, entonces es
    evidente que la CIE se ajusta mejor a la actividad profesional del
    psicólogo, sin embargo, esto no se corresponde con su uso, ¿cuáles son las
    razones para que en distintos países, como por ejemplo en España, apenas se
    utilice? 
Según la
    información que tenemos, creo que esta pregunta refleja una subestimación
    del grado en que se usa la CIE a nivel global. Ciertamente, el DSM ha sido
    más usado en la investigación y por lo tanto tiene mayor representación en
    publicaciones. Sin embargo, encontramos el patrón opuesto en la práctica
    clínica. El Gobierno de España está obligado a presentar sus estadísticas
    de salud a la OMS usando la CIE. Si las actividades de los profesionales de
    la salud se desarrollan fuera del sistema de salud del gobierno o si éstos
    no son responsables de asignar o codificar el diagnóstico, puede que no
    sean plenamente conscientes de ello. Creo que tienes mucha razón en
    mencionar que la psicología es algo más amplio que la salud mental, siendo
    ésta una razón importante por la que la psicología debería considerar la
    CIE como su sistema estándar de diagnóstico. En todas las demás áreas de
    salud, la CIE está aceptado internacionalmente como el estándar para el
    diagnóstico y clasificación, y no existe competidor al respecto. La OMS
    trabaja con muchas sociedades profesionales nacionales e internacionales
    para el desarrollo de la CIE, y todas ellas están colaborando con la OMS
    para mejorar la CIE. Los trastornos mentales es la única área donde una
    asociación profesional nacional ha establecido y mantiene un sistema directamente
    competitivo. 
 
En su opinión, como máximo responsable en este
    tema, ¿cuáles son las novedades más importantes en la CIE-11, y
    especialmente en el ámbito de los trastornos mentales y del
    comportamiento?, ¿cómo quedarán finalmente los trastornos de la
    personalidad?, ¿los cambios en la CIE-11 harán que este sea más afín en la
    formación y actividad profesional de la psicología? 
Al revisar la
    CIE, estamos centrándonos particularmente en la mejora de la utilidad
    clínica y la aplicabilidad global de la clasificación, y la mayoría de
    cambios que están siendo considerados están relacionados con estas
    prioridades. En la mayoría de áreas, las propuestas están aún en
    desarrollo, estarán disponibles para revisión pública en mayo. Ofreceré
    información adicional sobre esto en el Congreso. Pienso que el nuevo
    sistema encajará mejor con la práctica de la psicología. Por ejemplo, ha
    habido una reconceptualización extensa de lo que previamente denominábamos
    Retraso Mental, llamándose ahora Trastornos Intelectuales del Desarrollo
    (ver Salvador-Carulla, Reed, Vaez-Azizi et al. (2011). Intellectual
    developmental disorders: Towards a new name, definition and framework for
    ‘mental retardation/intellectual disability’ in ICD-11. World
    Psychiatry, 10, 175-180.). Como mencionas, el área de los trastornos de
    personalidad cambiará sustancialmente. La nueva clasificación pondrá
    énfasis en la severidad del trastorno de personalidad, pero también hará
    posible la codificación de rasgos prominentes, en lugar de tener muchas
    entidades diagnósticas artificiales y reificadas. Esto representa una
    visión mucho más psicológica de la personalidad y de los trastornos de
    personalidad. (Ver Tyrer, Crawford, Mulder, et al. (2011). The
    rationale for the reclassification of personality disorder in the 11th
    Revision of the International Classification of Diseases (ICD-11). Personality
    and Mental Health, 5, 246-259.). 
 
En cuanto a la correspondencia o equivalencia
    entre las categorías diagnósticas del DSM-V y de la CIE-11 ¿ya están
    cerradas o queda aun trabajo pendiente?, por otra parte, ¿se podría
    considerar que la CIE-11 es mas independiente de las diferencias
    culturales, es decir, que se adapta a distintas culturas? 
Existe un
    reconocimiento de los beneficios que tendría para el mundo que la CIE-11 y
    el DSM-V fueran consistentes el uno con el otro en la medida de lo posible.
    La OMS ha indicado que podrían existir diferencias sustantivas entre las
    dos clasificaciones, debido a sus diferentes objetivos y representantes. Un
    tipo de diferencia que es lícito que exista está de hecho basada en la
    necesidad de la aplicabilidad transcultural de la CIE-11. Por ejemplo, la
    mayoría de trastornos alimentarios en los países no occidentales pueden
    acabar siendo clasificados bajo diagnósticos actuales como "no especificado"
    debido a que no encajan en ningún patrón de trastorno alimentario en el
    sistema norteamericano y europeo occidental. Sin embargo, el hecho es que
    la mayoría de las diferencias que encontramos entre la CIE-10 y el DSM-IV
    son arbitrarias y no están basadas en ningún caso en la evidencia. Tanto a
    la OMS como a la APA Psiquiátrica les gustaría evitar este tipo de
    diferencias, y se está desarrollando un proceso de "armonización"
    junto a la APA. Por otra parte, debe señalarse que si existiera una completa
    armonización no habría motivo para comprar el DSM pudiendo conseguir la CIE
    gratuitamente en el sitio web de la OMS. 
 
El DSM-V está recibiendo importantes críticas,
    miles de profesionales se están quejando sobre que con este sistema
    clasificatorio se está psicopatologizando la vida cotidiana, por ejemplo,
    se podrían considerar trastornos la timidez, la apatía, la introversión,
    etc. ¿qué opina sobre esto? ¿estas críticas no son aplicables a la
    CIE-11? 
Creo que hay dos
    aspectos a tener en cuenta en relación a estas críticas. El primero se basa
    en un discurso más general sobre la naturaleza de la enfermedad mental, en
    línea con el trabajo de Thomas Szasz, que cuestiona la
    existencia de la enfermedad mental y considera el tratamiento de la salud
    mental como un instrumento de control social. Yo pienso que ésta es una
    discusión importante, pero si ésta es tu perspectiva, la CIE no va a
    hacerte más feliz que el DSM. El segundo aspecto de esta crítica se
    relaciona con el etiquetar como trastornos mentales condiciones mucho más
    comunes, con mayor tasa base y menor umbral que han sido consideradas
    previamente como variaciones del funcionamiento normal, o como aspectos de
    la experiencia normal. En relación con esto, creo que habrá una diferencia
    importante entre la CIE-11 y el DSM-V. Ejemplos de propuestas del DSM-V que
    han suscitado esta crítica incluyen el "síndrome de psicosis
    atenuado", el "trastorno neurocognitivo leve" y la
    eliminación de la exclusión del luto para el diagnóstico de depresión mayor.
    La OMS contempla propuestas de esta naturaleza como problemáticas, por
    varias razones. Primero, estas condiciones con mayor tasa base y menor
    umbral representan importantes objetivos para el desarrollo de fármacos y
    marketing, lo cual interesa fundamentalmente a las compañías farmacéuticas.
    Segundo, cuando todos los países del mundo se enfrentan a difíciles
    decisiones sobre la distribución de recursos de salud, estas propuestas
    tienen el potencial para desviar recursos de condiciones más graves que sí
    tienen tratamientos efectivos. Tercero, estas aproximaciones desembocan en
    la distribución de fármacos con efectos secundarios potencialmente graves a
    personas que realmente no necesitan medicación. Cuarto, es probable que las
    prevalencias estimadas de los trastornos mentales aumenten drásticamente,
    lo que hará más difícil para la OMS convencer a países miembros para que
    hagan de la salud mental una prioridad, ya que parecerá mucho más
    complicado. Así, existe poca justificación a nivel de salud pública para
    tales propuestas, y es altamente improbable que éstas sean incorporadas en
    la CIE-11. La OMS no ve cómo puede la incorporación de estas categorías
    ayudar a avanzar hacia nuestra meta: que la CIE-11 ayude a los países
    miembros de la OMS a reducir la carga de enfermedad asociada a los
    trastornos mentales y del comportamiento. 
 
Seguramente usted conoce que en España desde hace
    unos años se considera a la psicología como una ciencia de la salud a nivel
    académico y desde el año pasado se regula por ley como una profesión
    sanitaria, ¿cuál es su opinión sobre esto? 
Tal y como has
    mencionado, yo estudié en los Estados Unidos. Mi formación fue consecuente
    con el modelo científico-profesional de la psicología, así que me es fácil
    pensar en la psicología en ambas direcciones. La psicología es altamente
    importante como ciencia, y en mi opinión es la fuerte formación científica
    de los psicólogos la que les da un lugar especial entre las disciplinas
    sanitarias. Por otra parte, esto no quiere decir que todos los psicólogos
    trabajarán en el sistema de salud o harán investigación básica.
    Personalmente, lo más valioso en cuanto a mi formación es que me ha dado
    las destrezas y la flexibilidad para hacer muchas cosas, y tanto nuestra
    profesión como nuestras organizaciones profesionales deberían trabajar para
    mantener esta amplitud de posibilidades. 
 
Por último, en unas semanas nos encontraremos en
    Santander, desde aquí quiero agradecerle su participación en este congreso
    y si quiere añadir algún comentario más puede hacerlo. Le reitero que es un
    orgullo para la psicología que un psicólogo desempeñe un cargo tan
    importante como el suyo, lo cual sin duda es importante para esta
    profesión. 
Estoy deseando
    encontrarme con mis colegas de España y de todo el mundo en Santander.
    Agradezco la invitación, y espero nuevas colaboraciones en el futuro.
    ¡Muchas gracias! | 
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